17 febrero, 2023

Poema LXXVIII

Trato de burlar
este clima sombrío.

Pero termino en el extremo:

dejo de sentir
y mi alma se aísla.

Y no soy nadie
ni nada puede dañarme.

(Escrito el 05/06/18)


06 enero, 2022

La chica de la última fila

Siempre se sentaba en la última fila, en un rincón próximo a la ventanilla. Pasaba a mi costado, pero no me veía. Solo ocasionalmente nuestras miradas se cruzaban y mi alegría se desbordaba cuando sucedía. El solo hecho de verla me llenaba de ternura y unos deseos irrefrenables de hablarle me acometían, pero no lo hacía. Mi timidez con las mujeres se interponía entre ella y yo. ¡Cuánto hubiese deseado siquiera darle los buenos días!

Un año duró su estancia en el colegio. Solamente por un año pude verla. No la vi más luego de ese tiempo. Nunca supe qué fue de ella. No pude recordar ni siquiera su nombre, cuando en los momentos reflexivos y tristes de mi vida me puse a indagar en mis memorias. Lo que sí tengo grabado desde el primer día que la vi, y que hoy recuerdo, con cierto rubor, es su rostro. Su angelical rostro. Su forma de sonreír. Sus ojos cafés. Su lunar diminuto en el cuello. Y sus labios, sus finos labios de color rosa.

Siempre se sentaba en la última fila del autobús. Y no sé si solo era yo quien la miraba, pero estoy seguro que soy el único que la recuerda hasta el día de hoy.

(Cuento reescrito: “En la última” del 2009) 

19 julio, 2021

He aquí a un viajero y su caballo

He aquí a un viajero y su caballo, cabalgando por una meseta tan árida, como el pueblo del que acababan de partir. Un paraje inhóspito, lleno de alimañas y desolación.

- Al menos tuvimos una noche tranquila. Comí bien… comimos bien. Descansamos. Ahora solamente nos falta unos cuantos kilómetros y estaremos lejos de la influencia de Khalid.

El caballo relinchó. El viajero asintió con una amplia sonrisa y continuaron su viaje durante un par de horas hasta que un ave rapaz los sobrevoló. El hombre se apeó para contemplarla. Por unos segundos se perdió en su vuelo y recordó fugazmente un momento de su niñez: la pelea con caballos de madera con su hermano. Fue un dulce recuerdo, tan embriagante que terminó haciéndole olvidar el presente. Llevó al caballo hacia un arbusto frondoso, lo amarró y acomodó su bolsa de dormir.

Después de un tiempo (indeterminado para él), se despertó asustado, con gotas de sudor sobre su camisa. No tuvo tiempo de tratar de recordar la pesadilla, ya que vio a lo lejos a Khalid con sus hombres a toda marcha. Desenganchó a su fiel compañero, y corrió todo lo veloz que pudo, pero en vano fue. Ellos lograron acercarse lo suficiente.

Un sonido fuerte, seco, recorriendo su cuerpo. Él cae junto a su caballo. Se logra poner de rodillas luego. Los hombres ríen. Él llora. Ve a su animal ensangrentado quejándose, muriendo.

- O tú le quitas su sufrimiento o nosotros le provocamos aún más.

El viajero coge el arma y dispara. Ahora solamente se escuchan las risas. Terminan amarrándolo a otro caballo. Lo arrastran hacia un árbol seco. Lo dejan amarrado, lejos del camino. Él mira hacia arriba, ve un ave rapaz sobrevolar el cielo.