01 agosto, 2011

Mi última carta

Dulce:

Hubo muchos días que ni por asomo te apareciste en mis pensamientos, y sin embargo no hubo noche que no me desvelaras. Sí, es verdad que te engañé, que pisoteé todas nuestras promesas, pero también es cierto, que tú probaste aquel dulce prohibido llamado infidelidad.

No puedes decir que no; negar, sería para los dos, una gran ridiculez. Sí, cabe destacar, que fui el primero en engañar… aunque pensándolo mejor, es sólo un detalle sin importancia. Lo que quería es, que finalmente esta carta llegara a ti y que por fin la leyeras, aunque te haya engañado con el remitente… quizás te estés preguntando el cómo sé que no leíste ninguna carta que te envié. Pues, simplemente tengo amigos que me deben favores, y han podido devolvérmelos al espiarte.

Pero, aún no te molestes, que me falta contarte una locura más… por cierto, ¿qué haces con ese perdedor? ¿A quién se le ocurre celebrar su aniversario en un centro de esparcimiento? ¡Por Dios!, cuando me lo contó un amigo me eché a reír, pero al instante que comenzó mi carcajada me vino una idea… delincuencial, que aunque quise quitarme de la cabeza no pude. Todos los días que pasaron hasta hoy no me decidía cómo agregar esta última parte, que quizás tomarás como broma, pero que es la cruda verdad, mi amor.

…Aquella casa que construimos juntos, con nuestro incondicional amor, terminó siendo sólo tuya cuando nos separamos, hasta que… apareció el remitente de esta carta. JaJaJaJaJa…Disculpa no puedo aguantar la risa que me causa imaginar tu rostro cuando leas la última parte de mi carta.

Bueno, dejaré los rodeos y te contaré mi pequeña maldad. ¿Estás en estos momentos con Gerard? Y si es así… ¿quién cuida de nuestra otrora casa? Pues bien, aún no salgas corriendo a contárselo a tu prometido, ya que todavía queda por contar lo que ocurre en nuestro antiguo hogar. Varios cuadros, artefactos y demás me pertenecían por derecho así que fui, los tomé, y en un acto de locura gracias a los recuerdos grabados en aquella morada, rompí lo que quedaba… ¡Espera! Si te vas sólo encontrarás escombros, porque terminé incendiando nuestras memorias, y ahora ya puedo irme a otro lugar para intentar comenzar de nuevo, gracias por leer mi última carta.

Con cariño y resignación, siempre tuyo, Julio,