24 septiembre, 2013

La vida continúa (tercera parte)


Y esa sonrisa profunda en su alma se empezó a expandir a través de los días. Por ello, quizá, él  empezó a visitarlo. Porque sabía que esa felicidad sería duradera. Parecía que su herida se iba cerrando. 

En el transcurso de los días, se enteró que Fabricio, había sido golpeado por su padre, luego de que él llegara drogado a su casa. Que él ahora estaba en prisión. Que su madre sufría una enfermedad mental, y regularmente sus abuelos lo cuidaban. Pero, que estos no gozaban de una buena condición económica. 

Por estas razones y otras tantas, que solo el corazón de Ramiro conoce, es que una idea surgió en su cabeza: ¡Adoptar a Fabricio! Claro que para que se formara esa idea tuvo que pasar un tiempo. No fue muy largo, pero fue suficiente para que supiera qué era lo que estaba buscando. Que era lo que Penélope hubiese querido para él. Era el sueño de ambos. Y para ello habrían ahorrado dinero por varios años.

Y un día lo que había sido primero una idea, un sueño, ahora era real. Tan real como que Laura fue la última en despedirse de Fabricio y Ramiro. Vio la alegría en ambos, tanto en el rostro del hombre como del niño. Y así los vio partir…

Aunque esa no fue la última vez que Laura los vio. Más adelante fueron a visitar a todas las enfermeras. Y en una de esas ocasiones, extrañado porque él siempre la veía haciendo “eso”, le preguntó:

- ¿Por qué siempre estás tomando apuntes?

- Es que me gusta plasmar lo que me pasa a diario.

- Oh, y ¿yo estaré en ese diario?

- Claro, tu vida ha sido una hermosa historia de superación. Y estoy muy contenta por ello.