15 diciembre, 2015

Segunda conversación

- Compañero de noches bohemias  y conversaciones interminables, debo decirte que la he conocido.

- Será que has bebido mucho.

- No. Estoy sobrio.

- … bueno, cuéntame.

- Era amiga de una amiga. Pero, pasó mucho tiempo para que coincidiéramos en nuestras clases. Cuando ella estaba, yo no iba y cuando yo estaba ella no iba. A veces pensaba en ese misterio, en la clase de persona que era.

- Y entonces se dio la casualidad.

- Creo que hay personas destinadas a encontrarse.

- Típico de un romántico.

- …nos miramos por un momento. Sentí un fuerte deseo de escapar y a la vez abrazarla con mis pensamientos. Huir y correr hacia ella. Fue un caos mi cabeza. Terminé sin decir palabra alguna.

- Un auténtico galán.

- ¡Deja tus sarcasmos para otro día!

- Continúa, continúa.

- Pasaron los días y poco a poco logré calmarme. Pude hablar con ella regularmente. Prácticamente todos los días. Nos mandábamos cartas, y con cada una de ellas mi corazón se ensanchaba. Era un constante palpitar, pero con una fuerza que se acrecentaba. Han sido hasta ahora los más deliciosos e inspiradores días de mi vida.

- ¿No exageras?

- No. Cuando una mujer te regale emociones, pensamientos y sentimientos parecidos a los que yo tengo ahora, me darás la razón…. Tiendes a recobrar cosas, a querer más la vida. A sonreír al mundo, a esparcir tu alegría a todo ser. Vuelves a escuchar la música, que se había convertido en sinónimo de tedio, como si recién la descubrieras. Quieres ser mejor persona, quieres luchar por y junto con ella… mucha parte de la humanidad podrá estar podrida, pero sientes que puedes cambiar la historia, puedes lograr lo que quieras. Quieres abrazar lo intangible, quieres darle forma a lo que sientes, convertirlo en poesía, en melodía, en algo que se asemeje al amor de Dios.

- La amas o estás enamorado o ambas.