01 septiembre, 2017

1 (Poema LXX)

Son los mismos ojos,
la misma voz
y la misma sonrisa.

En definitiva es ella,
sigue siendo ella.

Va buscando un asiento
y fugazmente
nuestras miradas se confunden.

No puede leerme,
quizás una vaga noción
de un encuentro pasado.

Pero no tiene idea,
no puede verme.

Y sucumbo ante el desapego
a la vez
que al continuo martilleo

de palabras imprecisas,
imágenes y caricias.

Pero, lo resalto,
ella ya no puede oírme.

Aunque las palabras se rebelen
una y otra vez,
en mis poemas,
en mis cuentos

aunque se escapen
una y otra vez
de mis memorias

no podrán descifrarte
lo que hoy siento.

Y es que:

"Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma"

(Escrito el 04/08/16)