31 mayo, 2010

El don de prevenir la muerte (Tercera parte)

El inconveniente de las pesadillas, era que no sabía exactamente dónde ocurrirían los hechos, porque, por ejemplo Sergio no reconoció el parque cuando dormía, en cambio sí lo hizo cuando lo vio en la realidad, porque todo parecía igual. Y este inconveniente lo mantenía en zozobra y sin calma alguna.

Ya llegada la hora de partir del hospital observó que Veronica se iba en un carro rojo, del mismo modelo que en sus sueños había sido presentado. Mas, él no pudo hacer nada para detenerla, porque recién cuando se espabiló, el auto ya se había marchado. Alarmado, fue a apurar a su madre para que lo llevara, y que en el camino le contaría el porqué de su apuro.

Cinco minutos después de que Veronica se fuera, Sergio y su madre los siguieron, el camino era largo, y ellos cortaron por un atajo, ya que Sergio empezó a darse cuenta que el barranco se encontraba mucho más lejos de lo que ya hubiera recorrido Veronica. La carrera contra el reloj estaba dada, y él sufría por cada segundo que pasaba sin poder ver el carro rojo de los padres de Veronica. Ya cuando, la esperanza se le escapaba de las manos lo vieron, allí el carro acercándose, más y más del barranco, entonces, la reacción inmediata de Sergio impidió el accidente mortal: agarró un adorno del carro de su madre y lo lanzó hacia el auto de Veronica impidiendo que avanzara más, porque este se detuvo al instante.

Luego de que discutieran los padres de Veronica con la madre de Sergio, éste les demostró que estaba en lo cierto, ya que les mostró grietas en el camino, muy profundas, que combinadas con algún otro factor que él desconocía ocasionarían el accidente. Así el horror permaneció en los padres de Veronica, provocando que llamaran por teléfono, a diario, a Sergio, preguntando si había tenido alguna otra pesadilla.

Pasó un mes después de la última pesadilla de Sergio, y él creyó que ese extraño don, como lo había llamado la silueta, no intervendría más en su vida, pero se equivocó, ya que en clase de realidad nacional se quedó dormido por unos segundos. Y, sin embargo ese corto tiempo sirvió para que otra pesadilla se presentara:

El fuego se extendía y consumía por completo una habitación, allí encerrada estaba Veronica, desmayada, sin nadie que estuviera en la mismo lugar para socorrerla.

Cuando Sergio despertó, la profesora de realidad le dijo que debía irse inmediatamente a la oficina del director, y él, obediente como ninguno, sin chistar, salió del aula, pero con la misión de recordar algo de la habitación y buscarla, ya que Veronica estudiaba en el mismo colegio que él. Pero, esta vez la memoria le falló y no podía encontrarla, hasta que se fue a su salón preguntando por ella, mas sólo le dijeron que se había ido al baño. Entonces él fue hasta el baño lo más rápido que pudo, pero al llegar no encontró a nadie, y de pronto, cuando la esperanza de nuevo se perdía, el humo llegó hasta donde estaba. Corrió nuevamente, para salvarla, y lo intentó, usó todas sus fuerzas para romper esa puerta atrancada, pero parecía que el mismo Diablo la hubiera atascado, y él sólo atinó a gritar.

Luego de la tragedia, el cuerpo de Veronica fue encontrado de forma irreconocible, y Sergio sólo pudo lamentarse con un pequeño papel que recogió debajo de la puerta, donde Veronica había muerto, y en él se podía entender algunas cuantas palabras: “Perdóna por lo que h ce porq sabí qu debí morir, aunq hicieras lo q hic , es p eso que decidí ha rlo. Te Quie .

Él sabía lo que en esa carta quería decirle Veronica, y tendría que aprender a vivir con ese supuesto don, que hasta ese momento le había traído una de las más grandes desgracias de su vida, novecientas noventa y nueve veces con desgracias y mil más de esperanzas, es lo que le faltaba a su vida, ahora comprendía, que tendría que convivir con el don de prevenir la muerte.

30 mayo, 2010

El don de prevenir la muerte (Segunda parte)

Sergio conocía a Veronica desde hacía algunos años, el colegio había sido el lugar donde se propiciaría este encuentro. Él la conocía muy bien, porque había sido su enamorado hacía ya un año, pero la carencia de sentido a su vida lo llevó a terminar con ella. No le daba importancia si seguía con ella o no. Aunque, a pesar de esto, él se preocupaba de ella y de lo que pensaba y sentía. Lo que, finalmente la confundió, ocasionando la ruptura.

Los primeros días después de esa pesadilla Sergio no tuvo ninguna otra, hasta el día octavo, en el cual la misma pesadilla sobre la muerte de Veronica llegó a sus noches, una y otra vez, sin dejarlo, hasta que esa situación lo hartó y decidió buscar a Veronica.

Fue a verla a su casa, pero no estaba, había salido con amigos al cine, así que fue a allí. Y cuando estaba cerca de llegar, pasó por un parque, que empezó a hacérsele familiar, el mismo árbol, con la misma banca al lado, los mismos juegos, los mismos niños, y Veronica que estaba sentada en esa banca. Sergio no podía creer lo que estaba viendo, se frotó los ojos con las manos, e intentó pensar que era parte de su imaginación, pero no era así. De un momento a otro Veronica se levantó de la banca y caminó hacia la otra calle, entonces él supo inmediatamente lo que tenía que hacer; corrió hacia ella, y cuando estaba a punto de cruzar la agarró por la cintura. Ante esto, ella gritó, pero la calmó, empujándola a que regresara al parque y que no se acercara a la pista. Y cuando ella ya estaba a salvo, él sintió un golpe en la espalda, siendo lo único que tuvo de recuerdo...

Cuando Sergio despertó vio que Veronica lo veía con lágrimas en sus ojos, ella le contó que había estado en el parque, meditando, antes de reunirse con sus amigos, y que después de que él la salvara, un carro lo atropelló. Él se dio cuenta que la pesadilla le había servido para salvar la vida de alguien que aún le importaba y lloró con ella. Tuvo que pasar una semana para que Sergio dejara el hospital, y el último día antes de irse tuvo otra pesadilla:

Él estaba en un carro conducido por su madre, pasando por una pista cercana a un barranco. Delante de ellos estaba otro auto, en el cual estaba Veronica con sus padres. La pesadilla no duró mucho tiempo, porque en unos cuantos segundos el carro de adelante zigzagueó cayendo finalmente por el barranco, dando vueltas y vueltas hasta que tocó el suelo envuelto en llamas.

La noche era como siempre, cómplice de la pesadilla, y él no podía contárselo a nadie hasta el día siguiente. Y cuando el sol salió, él no había podido dormir otra vez, ya que había meditado y no podía creer que otra vez Veronica había aparecido en una pesadilla de muerte. Él pensaba que ella ya había burlado la muerte gracias a él, pero al parecer no era así.

28 mayo, 2010

El don de prevenir la muerte

Otro día más para Sergio: despertarse, bañarse, vestirse con el uniforme planchado. Su vida, estaba entre complejos y realidades de un adolescente a vanas conversaciones en el aula y los recreos. Sentía que su vida se estaba volviendo una rutina, y esto se debía más a que su vida carecía de sentido. En conclusión no era feliz. Pero, la situación se volvió crítica, cuando se presentaron esos sueños tan terribles. Y esos sueños se hicieron cada vez más frecuentes, mas él no pudo hacer nada para detenerlos...

El primero llegó a su mente en una noche que discutió con su madre, ésta le había prohibido salir con sus amigos hasta que pusiera verdadero empeño en sus estudios. Él le había dicho que tenía derecho en salir y divertirse quitándose así el estrés de la semana, además le aclaró que él veía los cursos de historia, lenguaje y realidad nacional tan poco productivos, ya que no le servirían para ser más adelante un ingeniero civil.

Ese día no hubiera tenido nada de especial, a pesar del encono producido, sino fuera que al dormir, Sergio tuvo un sueño raro:

Caminaba sólo por una calle, ya era de noche, y además de la oscuridad propia, estaba desolada. De un momento a otro, sintió que una silueta negra, pero sin una forma que él pudiera identificar, una persona quizás, le susurró escupiéndole saliva: “No habrá momento que te deje en paz, suplicarás que ya todo termine, pero jamás pasará, hasta que la cuenta llegue a cero, que mil veces contadas con números humanos te servirán y mil veces más te desgarrarán. Y si quieres saber el porqué se te eligió, tendrás que preguntárselo, al morir, a quien te otorgó ese don.” Inmediatamente cuando terminó de susurrar esas palabras la saliva escupida se introdujo por el oído de Sergio, su cuerpo se estremeció y cayó al suelo viendo a la silueta alejarse más y más hasta que perdiendo el conocimiento, despertó, transpirando y con la cara pálida.

Este sueño, más bien pesadilla, no hubiera calado en Sergio, porque él tenía la mentalidad de sólo ver los sueños como algo pasajero, algo que no tiene importancia, pero éste lo convirtió de pronto en una persona nocturna, pasando el mayor tiempo despierto, para no tener que dormir, y sentir la misma pesadilla, ya que ésta se había manifestado a lo largo de dos semanas dejándolo exhausto y con menos ganas, de las que tenía antes, de vivir. Si antes no le veía un sentido a su vida, y la rutina lo agobiaba, ahora era peor, ya que la presión sufrida durante la noche, lo hacía despertarse decepcionado y sin ningún interés en recrear nuevamente el mundo que existía en el venir e ir del colegio.

Hasta que un día Sergio después de desvelarse cayó nuevamente en su cama, y soñó, por fin algo diferente:

Estaba en un parque, observando los niños jugar, y sonreía para sí mismo, como si supiera que había podido vencer esa terrible pesadilla, y cuando todo ya parecía terminar, una chica fue hasta su banca, pero él sólo la sintió sentarse a su lado, no la miró, y ella le susurró en el oído: “Me conoces, y quiero que me salves, sólo eso te pido” Y antes de que abandonara el lugar le movió la cabeza dirigiendo sus ojos a los de él y le gritó: “¡Soy Veronica!” Acto seguido, ella corrió con la finalidad de cruzar de una calle a otra, pero justo cuando estaba a punto de llegar un carro la atropelló, arrojando su cuerpo a varios metros del accidente.