30 mayo, 2010

El don de prevenir la muerte (Segunda parte)

Sergio conocía a Veronica desde hacía algunos años, el colegio había sido el lugar donde se propiciaría este encuentro. Él la conocía muy bien, porque había sido su enamorado hacía ya un año, pero la carencia de sentido a su vida lo llevó a terminar con ella. No le daba importancia si seguía con ella o no. Aunque, a pesar de esto, él se preocupaba de ella y de lo que pensaba y sentía. Lo que, finalmente la confundió, ocasionando la ruptura.

Los primeros días después de esa pesadilla Sergio no tuvo ninguna otra, hasta el día octavo, en el cual la misma pesadilla sobre la muerte de Veronica llegó a sus noches, una y otra vez, sin dejarlo, hasta que esa situación lo hartó y decidió buscar a Veronica.

Fue a verla a su casa, pero no estaba, había salido con amigos al cine, así que fue a allí. Y cuando estaba cerca de llegar, pasó por un parque, que empezó a hacérsele familiar, el mismo árbol, con la misma banca al lado, los mismos juegos, los mismos niños, y Veronica que estaba sentada en esa banca. Sergio no podía creer lo que estaba viendo, se frotó los ojos con las manos, e intentó pensar que era parte de su imaginación, pero no era así. De un momento a otro Veronica se levantó de la banca y caminó hacia la otra calle, entonces él supo inmediatamente lo que tenía que hacer; corrió hacia ella, y cuando estaba a punto de cruzar la agarró por la cintura. Ante esto, ella gritó, pero la calmó, empujándola a que regresara al parque y que no se acercara a la pista. Y cuando ella ya estaba a salvo, él sintió un golpe en la espalda, siendo lo único que tuvo de recuerdo...

Cuando Sergio despertó vio que Veronica lo veía con lágrimas en sus ojos, ella le contó que había estado en el parque, meditando, antes de reunirse con sus amigos, y que después de que él la salvara, un carro lo atropelló. Él se dio cuenta que la pesadilla le había servido para salvar la vida de alguien que aún le importaba y lloró con ella. Tuvo que pasar una semana para que Sergio dejara el hospital, y el último día antes de irse tuvo otra pesadilla:

Él estaba en un carro conducido por su madre, pasando por una pista cercana a un barranco. Delante de ellos estaba otro auto, en el cual estaba Veronica con sus padres. La pesadilla no duró mucho tiempo, porque en unos cuantos segundos el carro de adelante zigzagueó cayendo finalmente por el barranco, dando vueltas y vueltas hasta que tocó el suelo envuelto en llamas.

La noche era como siempre, cómplice de la pesadilla, y él no podía contárselo a nadie hasta el día siguiente. Y cuando el sol salió, él no había podido dormir otra vez, ya que había meditado y no podía creer que otra vez Veronica había aparecido en una pesadilla de muerte. Él pensaba que ella ya había burlado la muerte gracias a él, pero al parecer no era así.

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