03 junio, 2017

Poema LXV

La madrugada se impregna en mi ropa,
puedo distinguirla, puedo saborearla,
como una o dos copas, de buen vino,
de una buena mujer, de un buen libro.

Ese aroma inconfundible,
de helada brisa y utópica libertad
que envuelve a una mitad, mientras la otra espera
y que aunque en sueños estemos, o de pesadillas padezcamos,
estará para nosotros siempre atenta, siempre despierta.

(Escrito el 14/10/15)

comunidad PTB )

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