La madrugada se impregna en mi ropa,
puedo distinguirla, puedo saborearla,
como una o dos copas, de buen vino,
de una buena mujer, de un buen libro.
Ese aroma inconfundible,
de helada brisa y utópica libertad
que envuelve a una mitad, mientras la otra espera
y que aunque en sueños estemos, o de pesadillas padezcamos,
estará para nosotros siempre atenta, siempre despierta.
(Escrito el 14/10/15)
( comunidad PTB )
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