19 julio, 2021

He aquí a un viajero y su caballo

He aquí a un viajero y su caballo, cabalgando por una meseta tan árida, como el pueblo del que acababan de partir. Un paraje inhóspito, lleno de alimañas y desolación.

- Al menos tuvimos una noche tranquila. Comí bien… comimos bien. Descansamos. Ahora solamente nos falta unos cuantos kilómetros y estaremos lejos de la influencia de Khalid.

El caballo relinchó. El viajero asintió con una amplia sonrisa y continuaron su viaje durante un par de horas hasta que un ave rapaz los sobrevoló. El hombre se apeó para contemplarla. Por unos segundos se perdió en su vuelo y recordó fugazmente un momento de su niñez: la pelea con caballos de madera con su hermano. Fue un dulce recuerdo, tan embriagante que terminó haciéndole olvidar el presente. Llevó al caballo hacia un arbusto frondoso, lo amarró y acomodó su bolsa de dormir.

Después de un tiempo (indeterminado para él), se despertó asustado, con gotas de sudor sobre su camisa. No tuvo tiempo de tratar de recordar la pesadilla, ya que vio a lo lejos a Khalid con sus hombres a toda marcha. Desenganchó a su fiel compañero, y corrió todo lo veloz que pudo, pero en vano fue. Ellos lograron acercarse lo suficiente.

Un sonido fuerte, seco, recorriendo su cuerpo. Él cae junto a su caballo. Se logra poner de rodillas luego. Los hombres ríen. Él llora. Ve a su animal ensangrentado quejándose, muriendo.

- O tú le quitas su sufrimiento o nosotros le provocamos aún más.

El viajero coge el arma y dispara. Ahora solamente se escuchan las risas. Terminan amarrándolo a otro caballo. Lo arrastran hacia un árbol seco. Lo dejan amarrado, lejos del camino. Él mira hacia arriba, ve un ave rapaz sobrevolar el cielo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustó, la tristeza fue proyectándose rápidamente