05 agosto, 2009

Quizá (segunda parte)

Qué dolor siento por su partida, sufrimiento, pero más que eso, rencor es lo que hay en mi corazón; dejando de lado mis sentimientos me quedé sin dinero, y para mi pesar me acordé que tenía una gran deuda con un gran amigo, un chico rubio que vivía en La Molina, que siempre le gustó la diversión extrema, las drogas y el sexo, algo común para personas que tienen mucho dinero por derrochar y son arrogantes, pero un día su padre le canceló las tarjetas de crédito al encontrarlo drogado en la puerta de su casa. Bueno ustedes se preguntarán y ¿cuándo me prestó dinero? Primero les diré cómo lo conocí: Una tarde, dos semanas antes de que llegara Erika, me lo presentó una amiga en el club al cual yo siempre iba los fines de semana; él se llamaba Gary, lo vi, estaba drogado y es por eso que casi le roban, pero yo estaba allí y lo defendí, así nos hicimos excelentes amigos. Todas las mañanas me invitaba a fumar en la azotea de un departamento que su padre había comprado, allí recuerdo que reíamos de todo. Hasta que un día, como observé que siempre tenía dinero y yo necesitaba para comprarme un auto, le pedí prestado, me sonrió y luego rió a carcajadas diciendo: ¡Pensé que nunca me pedirías dinero! Yo le pregunte riéndome: ¿eso es un sí? Ante esto su cara cambió a seria diciéndome: ¡Claro que sí, hermano! Luego empezó nuevamente a reír y yo con él.
Al día siguiente me fui a comprar el auto, pero a dos calles de llegar, un chico escuálido, pero con una fuerza tremenda me ahorcó por detrás y cuatro más me cercaron quitándome todo el dinero que tenía, para después irse corriendo, en ese momento me quedó un gran nudo en la garganta. Regresé a mi casa sabiendo que no podía pedirle más dinero a Gary porque después no tendría de dónde pagarle ya que mi padre al saber que me drogaba me había suspendido las tarjetas de crédito, siendo también yo un desempleado más, no tenía ni un sólo ingreso. Así que decidí evitar a Gary para llevarme bien con mi padre y que me diera algo de dinero, en ese lapso de tiempo conocí a Erika.
Como ignoré en demasía a Gary, él me guardó rencor y así es como todos los días me pedía su dinero, pero yo me sentía abstraído de esta preocupación “gracias” al hechizo de esa chica, hasta que ocurrió lo que en la primera lectura les conté destrozándome el alma, además de recordarme el préstamo. No sabía qué hacer: empecé a leer en los periódicos para saber si habían trabajos disponibles para un bachiller en Ingeniería Civil, pero sabía que no obtendría el dinero en una semana, último plazo que me había dado mi antiguo amigo Gary, luego pensé en robarle a mi padre, pero no sabía dónde guardaba el dinero, después llegó un pensamiento fugaz y a la vez tonto: pedirle dinero, sin embargo ya me había dado mucho, siendo una persona muy avara, que no le agradaba gastar y cuando lo hacía no le gustaba que lo derrocharan, que para mal ése era mi caso. Finalmente me puse a ver televisión, resignado ya, a morir o recibir una golpiza, y vi en las noticias varios reportajes de asesinatos, robos, secuestros, delincuencia de todos los días; antes de quedarme dormido me dije: quizá el “destino” sea suficiente para solucionar este problema, quizá el “destino”…

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