09 enero, 2010

Engaño inesperado

En unos años se había creado un virus que podía contagiar a cientos de personas en una sola hora. El porqué de esta creación era porque los jefes de la compañía necesitaban dinero. Sí, dinero que las vacunas darían a quienes las fabricaran, por supuesto que estos fabricantes serían ellos.

Ellos crearon el virus y más tarde se creó el medicamento para evitarlo. El joven George se enteró de todo esto, es por eso que se tuvo que comprar su silencio. No se le pudo matar, ya que él los había chantajeado con tener una persona que develaría todo si lo hacían. Pero, George tenía un segundo pedido, el cual sería tener suficientes vacunas para su familia. Él sabía que quizás no se las darían tan fácilmente, así que se introdujo a los laboratorios, y vio cómo sus jefes planificaban asesinarlo: le darían el virus, en vez de las vacunas.

Pasaron días hasta que nuevamente volvió a introducirse en los laboratorios. Allí robó varias muestras, las cuales un científico sobornado, le había dicho que eran las verdaderas vacunas. Se fijó que nadie sospechara, es por eso que cambió las cintas de seguridad con la ayuda de su amigo, el guardia de las instalaciones. Así llegó el día de la entrega de las vacunas, George se fue botando las muestras que le dieron.

Estaba caminando de regreso a su casa, sabiendo que morirían cientos de personas, pero no le importó, sólo quería salvarse, pero antes de llegar lo atropelló un carro, mas él no sufrió nada grave. Pero, cuando recuperó por completo la conciencia recordó que tenía en la mano la maleta con las vacunas, éstas ya estaban esparcidas y rotas por el suelo. Buscó con desesperación si quedaba alguna, y en efecto encontró una que estaba intacta, acto seguido, se colocó la inyección y se sintió aliviado, pensando: “perdónenme familia, me hubiera gustado salvarl...”

Los socios estaban a punto de irse en un avión hasta que llegó el científico, y les dijo que debían inyectarse la vacuna en ese momento, porque su duración era corta. Ellos se inyectaron la vacuna y cuando estaban a punto de despegar un duradero y agonizante dolor en el corazón les sobrevino. El piloto del avión era nada menos que el guardián que George había sobornado; éste hizo despegar el avión sin los socios tendidos ya en la plataforma, pero un nuevo pasajero ya se había acomodado en el avión: era el científico con dos maletas, conteniendo las verdaderas vacunas y el virus.

Ya en el aire el guardián le dijo al científico: “hazlos volar a todos” Después de estas palabras el científico presionó dos botones, los cuales eran de bombas, una que estaba en la maleta de George, y otra que estaba en los laboratorios, así borraron toda evidencia. El científico con una gran duda le preguntó al guardián: ¿Por qué ayudaste a George con lo de las cintas? Y él le respondió con total sangre fría: Si no lo hacía quizás revelaría lo del virus, y... eso no nos convenía”. Los dos rieron sabiendo que sólo ellos podrían controlar el virus ahora. Lo que sí les tenía con incertidumbre era la fecha en la que esparcirían el virus...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buenos los tres últimos relatos. El del bosque y la viejecita, antes de que lo hicieras, pensé que iba a ser tonto, pero no lo es.
ATTE
Mr. Benzedrine

Poeta745 dijo...

Muchas gracias por tu crítica y por tu comentario.

Anónimo dijo...

sos groso, sabelo
atte.
clan T

Anónimo dijo...

seguis siendo groso, sabelo
atte.
clan P

Poeta745 dijo...

quien eres? xDDDD

Anónimo dijo...

Pero che vos me conoces, yo soy es q siempre t dice q sos groso loco, vamo poeta745 pensa un poquito y decime kien soy??