26 diciembre, 2009

¿Qué significan tus ojos? (octava parte)

Al despertar escuché vi a dos policías que tenían una mirada protectora. Cuando se percataron de que me desperté, me preguntaron:

- ¿Te sientes bien? Te golpearon muy duro, pero las heridas ya fueron curadas.

- ¿Dónde estoy? ¿Dónde está el sujeto que me raptó? – les pregunté.

- Estás en una comisaría. Desgraciadamente el hombre escapó, pero descuida ya lo tenemos identificado. Bueno, pero ahora tú nos tienes que dar el número telefónico de tus padres.

Acto seguido se los dicté y ellos empezaron a rellenar unos papeles. Después de dárselos les pregunté con gran curiosidad:

- ¿Cómo lograron rescatarme?

- Bueno no hay nada de malo en que te lo contemos: estábamos patrullando una calle hasta que vimos a un hombre que estaba muy intranquilo llamando en un servicio de teléfono público. Lo fuimos a ver para tranquilizarlo, pero él como respuesta golpeó a mi compañera y huyó. Tuvimos que seguirlo hasta el hotel en donde tú te encontrabas. Lo fuimos a buscar y grande fue nuestra sorpresa cuando subíamos a buscarlo y él salía contigo en brazos. Lo intentamos detener, pero él se abalanzó contra nosotros rápidamente y...

El policía no logró contarme todos los acontecimientos, porque en ese preciso momento llegaron mis padres y me abrazaron.

Ya de camino a mi casa me dijeron que habían estado preocupados por mí y que se alegraban de tenerme de vuelta. Eso me reconfortó bastante. Cuando llegamos fui a mi cuarto y en el momento que entré tiraron una piedra a mi ventana. Al revisarla me di con la sorpresa de que tenía una nota adherida a ella:

“Querido” amigo:

Sé que esta carta te va a parecer contradictoria, pero estoy seguro de que entenderás. Te pido mil disculpas por los acontecimientos de hoy. Nunca más volverán a ocurrir.

PSDTA: Ah, por cierto te hago recordar que a mi jefa le debes mucho. Y que si no pagas dentro de un plazo de 10 meses tendré que hacer lo que no pude hacer. Tú sabes lo que te digo. No sé si te importará, pero quiero que sepas qué pasará si no pagas.

Un abrazo, Henrie

No hay comentarios: