11 abril, 2010

24 y 16 (Segunda parte)

Y cuatro semanas pasaron, y el mes tan ansiado llegó, ella le regaló una carta, y él, con un collar, le demostró su supuesto amor. Después llegaron los dos meses, tiempo suficiente para que Mario viera que el juego estaba convirtiéndose rutinario y cada vez perdía más y más sabor. Entonces buscó a una chica un poco más experimentada y estuvo con ella, sin que Fabiola se diera cuenta de ello.

Transcurrieron tres semanas después del engaño, para que Fabiola, a través de una amiga, se percatara de que su enamorado, tan dulce y querido, la engañaba. Fue en busca de él y lo confrontó, preguntándole el porqué de esa terrible mentira, y además le preguntó si en verdad la quería, o si sólo estaba jugando con ella. La conciencia de Mario trató de liberarse de las ataduras y pronunciarse por sus palabras, pero no pudo y nuevamente mintió, diciendo que la susodicha chica le había tendido una trampa, que verdaderamente él la quería y que nada en el mundo haría que él quisiera a una chica con tanta intensidad como a ella.

Tuvo que pasar un mes para que Fabiola lo perdonara, después de tanta insistencia por parte de él: llamadas, ramos de rosas, cartas. Y la mentira por parte de él volvió a seguir en curso, pero Pedro, un amigo de Fabiola, ya se había percatado de las verdaderas intenciones de Mario, advirtiéndole a ella. Sin embargo ella no lo escuchó y las palabras de su amigo enmudecieron. La advertencia pasó desapercibida, y la mentira quedó nuevamente oculta.

Los cuatro meses llegaron, y fueron contados desde el comienzo de la relación. Fabiola estaba perdida, loca y apasionada por él, lo veía ahora más seguido, luego de clases. Él la llevaba a un parque y allí los besos fluían, las caricias por parte de los dos hacía que se vieran tan tiernos, tan llenos de amor. Y todo hubiera quedado en caricias, sino fuera porque Mario le propuso consumar el amor de forma definitiva, ser sólo uno, saber entregarse enteramente uno por el otro. Con esas palabras él intentó convencerla, pero ella dudó y la duda pudo más, es por eso que se negó por el momento.

Semana tras semana él le insistía, y ella cada vez le decía que esperara. Hasta que llegó un día en el cual él se enfureció y en pleno parque quiso tenerla, a lo que ella gritó y con una cachetada en la cara lo detuvo. El enojo de Mario hizo que la mentira se supiera por sus propias palabras, diciéndole que sólo la quería porque sería una experiencia que hacía tiempo él no disfrutaba. Ella lloró y le dijo que sólo se lo decía por su enfado, a lo que él negó y con un doloroso “se acabó el juego” se despidió de su vida para siempre.

Esta historia pudo haber sido de dos formas: la primera, en la cual los sentimientos de Mario eran mentira y la segunda, en la cual él le decía la verdad con sus palabras y verdaderamente la quería. Pero, era imposible saber cómo terminaría esta historia por parte de Fabiola y su amigo, aunque él ya tenía una corazonada. Y así es como terminó esa relación, con los sentimientos rotos de Fabiola, y con el alma destrozada de su amigo. Esto causó que las lágrimas de Fabiola fluyeran más día con día, y a la par que su amigo se desahogara escribiendo esta historia...

3 comentarios:

Cartoncita Rosa dijo...

Hola, espero que en algún momento compartas una de tus historias en nuestro blog. Te seguimos desde hoy, y te enviamos un saludo.

Éxito con tu blog =D


www.universitariosdehoy.blogspot.com

Poeta745 dijo...

Muchas gracias XD, de igual forma con el tuyo XD

Sergio Rengifo dijo...

Asuuuuuuuuuuuuuuuuu el gran poeta745 reconocido mundialmiente m impresionas jajajajja, soy tu fan