18 enero, 2015

Entra...


Paulo y Martín eran niños cuando la desaparición del señor Eusebio se volvió un misterio en el pueblo. Dos pequeños, de ocho y siete años, respectivamente. Sus mañanas pasaban entre el colegio y el fútbol, sus tardes en las tareas, sus noches en el televisor. Sin embargo, toda su rutina infantil cambiaba cuando llegaban las vacaciones, tiempo en el que las mañanas eran dedicadas al trabajo y las tardes a la vagancia, como decían los mayores, cuando los veían ir y venir en grupos, que variaban de cuatro hasta una docena.

Era claro, lo niños buscaban divertirse por las tardes, algunos por el mero hecho de sentir la adrenalina de correr tras una pelota, o de escalar el árbol más grande del vecindario; otros intentando olvidar la golpiza que les dio su padre la noche anterior. Sea cual fuera la razón, los grupos se formaban todos los días y las ideas llovían para saber qué harían.

- No, Claudio, quizás el señor Eusebio sigue ahí.
 
- Paulo, no va a pasar nada.

- Sí, ¡vamos Paulo! – todos los niños gritaban en coro.

Paulo era el más miedoso del grupo “Los Aventureros”, nombre que surgió cuando lograron rescatar su pelota de la propiedad del señor “Ojo de Vidrio”, el señor más odiado del vecindario, quien solía guardar las pelotas, gritando a los niños que se fueran a jugar a otro lugar, y si alguno de ellos se atrevía a cruzar la valla que rodeaba su casa, recibía un balde de agua fría.
Pero, el grupo, conformado por Claudio, Martín, Saulo, Jose y Paulo, logró la hazaña. Pudieron pasar la valla sin que “Ojo de Vidrio” notara su presencia y recuperaron decenas de balones. Por ello, fueron vitoreados por los demás chicos del barrio, convirtiéndose desde ese día en “Los Aventureros”

- Entraremos por la parte de atrás, llegaremos a la tienda y la abriremos desde allí.

- ¡Seremos los más valientes! ¿No quieres eso Paulo?

- Está bien… vamos – respondió dudoso Paulo. Entonces todos alzaron su puño al cielo en señal de alegría.



comunidad PTB )

No hay comentarios: