¿Definirlo?
¿Podría definirlo? Quizás… un tipo con manías femeninas, usando estereotipos
antiguos. Es la definición más rápida que viene a mi mente. Pero no me quedaré
sólo en pocas palabras. Quiero que lo conozcan mejor.
Renato. Cabello
ondulado, metro setenta, de contextura delgada y sin marcada musculatura. Veintitantos
años y uno de los más apuestos en la universidad según la opinión de una decena
de mujeres. Un tipo repleto de bromas instantáneas, que suelen rozar con lo
cruel o atrevido. Un hombre terriblemente sincero en algunas ocasiones, un niño
escandalosamente fingido en otras.
Mi amigo
no siempre fue honesto conmigo. Al principio llenaba de mentiras nuestras
conversaciones. Ninguna importante, y sin embargo, éstas hacían que no confiara
plenamente en él. Recuerdo que nos unió más un problema acerca de una mujer,
que yo reconocí tardíamente que me gustaba, mientras él no lo dudó. Aun así no
fue hasta que conocí a Valeria que pude confiar abiertamente mis problemas ¿Por
qué?... Ése es tema para otra historia.
Desde hace
una década he sido reservado, callado y muy metido en mis pensamientos, o al
menos suelo serlo cuando no estoy en confianza con las personas que me rodean.
Así conocí a Renato. En esa continua rumia de ideas en mi cabeza. No recuerdo
exactamente cómo nos conocimos, pero puedo asegurar que aprendí a conocerme más
porque me apoyó en muchos momentos decisivos de mi vida. Valeria y él me
ayudaron a reencontrarme con mi “yo” del pasado.
Espero
aprender más sobre mi amigo, el joven carismático y sarcástico, con el tiempo.
Espero compartir más situaciones jocosas y crecer con su ayuda. Espero que de
alguna forma él pueda crecer con la mía.
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